domingo, 21 de agosto de 2011
La moral de los seres humanos
lunes, 8 de agosto de 2011
Nunca hay fin II
Caminando por la penumbra, la muerte se pregunta de dónde sale la valentía de aquel hombre para enfrentarse a su magnanima presencia.
No fue sino hasta el otro día que decidió darse un descanso y observar desde el rincón cómo el mundo se mataba a golpes por ideales distintos, correctos e incorrectos, razonables e irrazonables; y miraba a sus capturas a traves de los siglos y se daba cuenta de algo: Cada que pasaba una época, traía más inmundicia al Hades.
Arrepentido por su error, buscaba la manera de destruir aquella inmundicia de su hogar, pero al final de todo, estaban muertos y nada se podía hacer…No había manera alguna de desintegrarlos incluso de la inexistencia.
Deprimida, la muerte se recuesta sobre su trono y desesperada entiende que el hombre tenía razón, a medida que el tiempo pasaba ella se convertía más intolerante y más ciega.
Buscó desesperadamente al hombre por todos lados. Al ver que se encontraba protestando ante el consumismo mundial, se quedó congelada sin poder reaccionar, sin saber qué hacer. Observó cómo un policía le derribó con un golpe, y a continuación le agarraba del cuello mientras le decía – ¿¡¡¡Por qué son tan idiotas y siguen insistiendo con lo que nunca van a poder!!!!?- Y el hombre, de nuevo, como si se estuviera enfrentando a la muerte misma, respondió – ¡Pues, porque queremos acabar con gente como tú, dependiente de semejante atrocidad, gente vacía sin conocimiento alguno, sin humanidad, ni respeto hacia los demás. Sólo eres aquello que ellos quieren que seas, eres la reflexión de sus miradas, eres una simple marioneta conducida por oscuros ideales, por destructivos pensamientos, por egoistas convicciones!-
El policía, con el pensamiento nublado por la ira, con un golpe noqueó al hombre y al levantarse, le escupió a los pies, y corrió desesperadamente para derribar a otro de sus contrincantes políticos.
La muerte, anonadada, miraba expectante el cuerpo del hombre.
lunes, 1 de agosto de 2011
Nunca hay fin
Después de tanto tiempo, se encontró cara a cara con la muerte. Ella, orgullosa y petulante, se le acercó y le tomó del cuello, diciéndole “ Es hora”.
Él, confundido, miró a la muerte bajo su capa negra y le dijo que a qué se debía su grata visita, a lo que ésta le respondió, “Tranquilo, sólo eres otro desperfecto de éste retorcido e inmerecido mundo”.
Él, sonriente, le replicó con un tono sarcástico, “¿Acaso eres perfecta?”. La muerte, casi al borde de la ira y la confusión, se cuestionó a sí misma si lo era, si era perfecta. Con orgullo, vanidad y egoísmo, replicó, “¡Sí, lo soy!, pues tú eres un ser inmoral que con la frialdad de tu despedazada alma, tomas la vida de quienes no lo merecen”
El hombre, sonriente y satisfecho responde, “Pues, si no te has detenido, has de saber que los humanos tenemos el don de perdonar, lo que nos hace más perfectos a ti, pues nunca te has detenido a pensar en las consecuencias de tus apresuradas decisiones, y pensar que la muerte es el mejor castigo, es lo que te hace imperfecta, sin poder tomar decisiones, sino encadenada a una sola decisión, tal y como el mundo es ahora, destinado a gastar y gastar, sin detenerse a pensar en otra opción. Eres el ejemplo perfecto de la humanidad, de la generación actual, de los gobiernos ambiciosos que sin pensar acaban con poblaciones inocentes y enteras, que posiblemente a los ojos de ellos, tenían un futuro brillante en la civilización, pero con el afán y el deseo de poseer más, se derrumban los sueños….¡Así eres tú, muerte, así es el mundo que te estás llevando!”
Al dar jaquemate, la muerte, humillada e iracunda suelta al hombre y camina hacia la lejana puerta infernal.