Dicen
que todos los ciclos tienen un fin y que eso marca dicho fin para siempre. Pero
creo que eso jamás pasa. El mundo, el universo siempre conspira para que ese
círculo vuelva a un punto de inicio, de mejor manera o peor manera, pero
siempre los dos cabos vuelven a unirse.
Cuando
un ciclo se abre por primera vez, jamás será olvidado por más que se niegue,
por más que se impida, jamás se cerrará, y la puerta estará a medio abrir por
mercéd del tiempo o del destino, o ambos.
Es
como el primer amor…Muchos dicen olvidarlo, pero lo cierto es que esas raíces o
semillas, jamás morirán, estarán ahí, y siempre estarán a la disposición de ser
regadas de nuevo o marchitar en la vejez. Los labios, esos quedan marcados, los
cuerpos…Memorizan las pieles, las texturas, las sensaciones que recorren todo
el ser. El oído, acostumbrado a escuchar palabras que jamás serán reemplazadas.
Es
el ciclo que jamás cerrará, está en el alma determinarlo.