martes, 8 de mayo de 2012

IRA.


Antes de iniciar, quiero recalcar el reciente comentario que se lanzó en la página de facebook. Recientemente, e incluso desde antes, llegan comentarios tales como (en jerga popular): “Hey, escribí algo”. Quiero que disculpen mi grosería, pero creo que no hay pago aquí para que se nos ordene cuándo y qué escribir. No somos sus payasos personales, somos una corporación literaria sin ánimo de lucro y abierto a todo el público, no por eso se nos debe tomar como sus esclavos. Si tienen tanto afán, escriban ustedes. De nuevo, disculpen si soy grosero y no todos deben recibir este pedazo dirigido. Es solo a unos cuántos. A continuación, mi escrito.
La ira me ha estado consumiendo de manera prominente, progresiva. He perdido los estribos y posiblemente he llegado al límite. Mi cabeza necesita una revisión mental pronto, pues el caos es tremendamente abundante en cuanto éste pequeño y escurridizo duende sale a la luz y toma posesión de mi cerebro.
Miedo es la evolución de éste duende, miedo a lastimar, a herir con mis manos o peor…Destruír la felicidad con una palabra.
Qué clase de idiota puedo llegar a ser sin posesión de mi razón, pues me doy cuenta que es todo lo que tengo, todo lo que necesito para continuar las pasiones que me rodean y el amor que se eleva día por día y hora tras hora.
Es ese demonio que me consume en estos días, que me carcome, que me arrastra más y más bajo, como si no hubiera fondo. Y sin salida, solo vislumbro la superficie.