domingo, 3 de abril de 2011

Pensamientos y manifestaciones

Pensamientos y manifestaciones del libro Meditaciones Metafísicas

René Descartes fue un filósofo y matemático que nació en 1596. Vivió durante el Barroco y fue considerado el padre de la Filosofía moderna. También se le conoce como el filósofo de la duda, pues él pensaba que había necesidad de rehusarse a todo aquello de lo cual se pudiera poner en duda racionalmente. 
Por otro lado, sus aportes a la matemática fueron: el plano cartesiano y el círculo cartesiano, debido que esto le ayudo a tener un punto de partida sobre el cual edificar todo su conocimiento.
Descartes, aunque vivió en los inicios de la época del Barroco, estuvo fuertemente influenciado por el Renacimiento, debido a que en ésta época hubo un amplio cambio en los paradigmas establecidos en el Medioevo. Por ejemplo, se dejó de lado el teocentrismo y el oscurantismo medieval y se sustituyó por el antropocentrismo renacentista, dónde la figura del ser humano es el centro del universo. Las artes y las ciencias toman un papel protagonista, se rompen los cánones establecidos en la antigüedad y se buscan nuevos métodos de estudio. Además, los horizontes del pensamiento humano se ven expandidos, por sucesos como el descubrimiento de América. Los límites de la mentalidad y conciencia humana ahora son más extensos, se empiezan a poner en duda los planteamientos anteriormente concebidos. El sistema del feudalismo se ve en decadencia, asciende el poder de la burguesía y se consolida el capitalismo en el aspecto económico.  (Disponible en: es.wikipedia.org/wiki/René_Descartes y http://es.wikipedia.org/wiki/Renacimiento)

Por éstas razones y la particular personalidad filosófica de Descartes, desde muy joven decidió conseguir conocimientos seguros sobre, la naturaleza de los hombres y el universo. Pero después de estudiar Filosofía se convenció cada vez más de su propia ignorancia.
Concluyó que no se puede fiar de los viejos libros, decía por ejemplo, que no se podía confiar en los textos de la Edad Media. Así pues, introdujo un nuevo sistema filosófico, dejando atrás el silogismo aristotélico, para exponer en su libro “Discurso del método” las herramientas que le iban a funcionar para solucionar sus conjeturas filosóficas y posteriormente aplicarlas en su libro Meditaciones Metafísicas.
En el libro del Discurso del método, “Descartes constata primero que no podemos considerar nada como verdad si no reconocemos claramente que lo es.” [1] Para esto divide el problema en cuantas partes sea posible, luego se tiene que empezar por las ideas más sencillas, luego hay que medir y pesar cada idea, y lo que no pudiera ser medido, habría que hacerlo medible para así dividirlo en partes más pequeñas y simples, pues Descartes pensaba que la Filosofía podía ir de los más sencillo a lo más complejo. Al final había que volver a hacer todos los pasos, un recuento para así no omitir ni errar en ningún aspecto, para finalmente alcanzar una conclusión filosófica. (Gaarder, 1995, El mundo de Sofía, p. 287)

Evidentemente, podemos afirmar que Descartes era una persona que exclusivamente se limitó a pensar y a razonar, puesto que él creía que era la única manera por la cual iba a llegar a juicios reales y verdaderos. Tanto así que su frase más célebre fue “Pienso, luego existo”, debido a que si tiene una duda, debe ser porque piensa, y esto es un sujeto pensante, y así se autoafirma como ser existente.

René Descartes, publica en 1641 Meditaciones Metafísicas, en ella se elabora y se aplican los conceptos expuestos y explicados de su anterior libro, Discurso del Método. En Meditaciones Metafísicas, rechaza todo aquello que antes había considerado como cierto, pues estas cuestiones le empiezan a generar duda, como por ejemplo, “¿Hay, en realidad, algo que distinga nuestras sensaciones en estado de vigilia de las de los sueños?”[2] O “¿Cómo puedes estar tan seguro que tu vida entera no es un sueño?”[3] Para luego intentar establecer con certeza lo que puede conocer.

Para comenzar, como el mismo Descartes, lo expone y comenta en su obra y es lo que realmente cuestiona a todo aquel que lee su libro, es: si hemos aceptado infinidad de conceptos, paradigmas, formas de ver la realidad, formas de vivir, maneras de actuar, que nos ha impuesto la sociedad en la que actualmente vivimos, y los que precisamente fundamentan esto en nosotros, también, en algún momento se los impusieron a ellos, y así sucesivamente formando un gran círculo vicioso.

Por otro lado, y en un plano un poco más abstracto, otra reflexión que deja el libro es el de cuestionarnos de nuestra realidad y nuestros sueños, o más concretamente aún, el preguntarnos, ¿realmente si todo lo que rodea al ser humano es verdadero?, y como lo expone Descartes, ¿Cómo estar seguros de que nuestra vida no es un sueño? Y que casualmente al final todo ser humano va a despertar de un largo sueño y se dará cuenta que “vive” algo falso, o contrario, puede ser alguien que considerara los sueños como su verdadera realidad. Descartes aquí hace una larga y extensa meditación, debido que él en un momento de su vida, no supo como diferenciar la vigilia del sueño, puesto que, manos, pies, cuerpo, dedos, eran igualmente de reales, durmiendo o estando despierto, él no podía encontrar una diferencia convincente de esto.

Realmente, lo que debe de aterrorizar de todo esto, es si después de haber adquirido una importante y considerable forma de razonar, posteriormente de la infancia (y que supone ya se debe tener la capacidad de decidir para cada quien, qué está “bien” o “mal” en su vida), siguen inculcando e imponiendo: una forma de ser, una forma de actuar, una forma de pensar, establecidas por la sociedad, por la familia, la religión, el Estado, y se siguen aceptando infinidad de cuestiones, sin antes pensar, ¿realmente son coherentes lo que se está mostrando y enseñando?, ¿si es bueno o no?. Tal vez es el capricho de alguien más. Quizá solamente están haciendo esto para alienar a las personas, y mantenerlas en un orden deseado por las grandes instituciones que nos gobiernan, ¿Realmente pensamos estas cosas y nos preocupamos por discernir en nuestras vidas?

Generalmente, entre los seres humanos, se han establecido entre ellos mismos relaciones de poder, en las cuales unos dominan a otros; ya sea por medios físicos, como la violencia o métodos mentales, como lo son los dogmas religiosos. Por ejemplo la Iglesia católica en la Edad Media, veía mal y prohibía infinidad de cuestiones cotidianas, por ejemplo, había un paradigma en esta época dictaminado por la Iglesia que decía que la desnudez era sinónimo de pecado, por lo cual muchas veces las personas de aquella época se reservaban de su propia desnudez y dejaban un tiempo muy largo sin asearse, lo cual generó muchas enfermedades en este tiempo.
También la Iglesia católica, creyó que ella era la única que podía existir, persiguió y mató durante mucho tiempo, todo aquel que se opusiera o tuviera creencias diferentes a la del catolicismo. Un claro ejemplo de esto son las cruzadas, basándose en el argumento de expandir su religión y dar a conocer el amor de Dios. Amor que precisamente se fundamente en desvivirse por el otro y no matarlo, algo que se le olvido a la Iglesia, puesto que realmente lo que quería era mantener su gran hegemonía y poder controlar el comercio con Asia de la época y principalmente dichas guerras eran contra enemigos políticos que tenía el papa.
La verdad de todo esto, es que el amor de Dios es despreocupado, particularmente personal en la vida de cada ser humano. Pretexto del cual se valió la Iglesia para justificar sus crimines y de esta manera controlar a los seres humanos. ¿Pero realmente esto que se ve en la Historia es bueno?

Actualmente, también siguen pasando este tipo de cosas, y no solo en el aspecto religioso, ¿Cuántos políticos no gobiernan y fundamentan sus ideales en falsos testimonios que muchas veces otras personas creen? ¿Realmente hombres y mujeres si se están cuestionando sobre esto?, o ¿Están dejando pasar sus días sin más?
Es decir, verdaderamente no aprendemos de la Historia y se siguen aceptando muchas injusticias. Hombres y mujeres, están dejando que dirigentes egoístas, ansiosos de poder, sádicos, sigan gobernando y sigan enriqueciéndose a costillas de otros, y lo que se supone la conciencia y la capacidad de discernir se está viendo burladas y pasadas por alto, al permitir tales actos cobardes y que sigan pasando en la impunidad.

De esta manera, la vida de los seres humanos se convierte en un gran sueño protagonizado por alguien más. Descartes planteaba sus pensamientos de una manera más generalizada, desde ejemplos mucho más simples, pero a medida que pasan los años de sus obras, estas son las reflexiones que deja.

La cuestión en la que realmente se debería tener en cuenta es, que toda la cuestión de lo abstracto, metafísico, es indiferente, el saber o no, se vive en un constante sueño, pues esto no cambiaria absolutamente nada en la vida de los seres humanos, igual, hay que seguir levantándose cada mañana para estudiar, trabajar, pagar infinidad de deudas y responder por las responsabilidades humanas. Entonces, el verdadero argumento no estaría aquí, si no, de qué manera, estamos actuando nosotros para que la vida, pase desapercibidamente, alguien más está actuando y viviendo por cada quien. ¿Los humanos agachan la cabeza y dicen si a todo antes de cuestionarse, si realmente eso es algo justo?
Esto realmente si es vivir en sueño, dejar pasar la vida, sin vivir cada momento de ella, dejar que las instituciones que gobiernan, escriban y hagan la vida de los hombres a su antojo, configurando milimétricamente la mente de los seres humanos; sus actos, sus pensamientos, sus pasos, sus ilusiones, sus gustos, sus sentimientos, sus sueños.
Así pues, la reflexión es si son muchos los seres humanos que siguen engrosando estas líneas de ignorancia y conformismo, ¿son muchos los seres humanos que siguen viviendo su vida como algo efímero? Hay que empezar a cambiar cada uno, vivir transcendentalmente, para así poco a poco ir cambiando el entorno y así generar progresivamente una conciencia diferente.



[1]  GAARDER, Jostein. El mundo de Sofía. Siruela Normal. 1995. P. 287
[2] IBID. P. 288
[3] IBID. P. 288