domingo, 27 de enero de 2013

CARTA A UN AMIGO:


Recuerdo los años que pasamos, los años que correteamos, que reíamos con inocencia sin preocupación al futuro venidero. Recuerdo nuestras sonrisas al cielo cuando todo era mágico, cuando los sueños eran lejanos.
Hoy en esta noche con tus ojos llorosos y el corazón ardiendo de dolor, no veo sino un niño gritando por ayuda, implorando los abrazos que jamás sintió, los consejos que jamás oyó y las sonrisas que siempre buscó.
Y yo, parado en frente, con los anhelos vueltos añicos, con la tristeza de saber que no pude hacer lo suficiente para sacarte de allí, de esas pesadillas, de esos miedos que ahogabas en las noches solitarias, en aquellos largos días. Cuando intenté y todo lo que hice fue fallar, pues jamás logré mover un centímetro de tu razón.
Hoy siento culpa por caer de nuevo en la tristeza de no haber tenido la fuerza suficiente de zambullirme a ese foso de almas siniestras, de oscuras tinieblas y sacarte de la nuca, de abrirte los ojos y mostrarte que había esperanza, que todo estaba en nuestras manos y que tan solo teníamos que mostrar la luz que había dentro.
Pero supongo que no fue suficiente y supongo que pude dar más, que jamás fue suficiente mi esfuerzo y que hoy, amigo, ambos sollozamos las penas que cada día se acumulan en nuestra cabeza.

viernes, 11 de enero de 2013

4 MESES.

Hacía tiempo no veía la tranquilidad en tu rostro. Ese rostro que tanto añoraba ver cada día de mi vida, cada segundo, cada instante que pasaba. La sonrisa permanente que va contra cualquier tormenta que se dibuja al horizonte. 4 tormentosos meses que nublaron mi juicio y lo llenaron de insubordinación, y hoy los escalones se derriban para volver al punto de partida